El origen de Casa de Vera
Cada cierto tiempo es importante recordar de dónde vinimos. Desde nuestros inicios, hasta ahora, hemos recorrido un largo camino de transformaciones, migraciones y muchos aprendizajes. Y aunque hayamos comenzado en Venezuela y ahora nos encontramos en España, Casa de Vera no ha dejado de estar bien conectada con sus raíces.
“Todo comenzó hace 7 años,” nos cuenta Verónica González García, la directora de la marca radicada en Madrid, “cuando fui con mi familia a la boda de una prima en la Isla de Margarita en Venezuela.” Estando allí, la madre de Verónica compró, para la fiesta, la típicas alpargatas españolas que, para ese momento, no eran muy comunes allí. Luego de bailar todas la noche con ellas y darse cuenta de lo cómoda que eran, se pusieron en contacto con la empresa que las fabricaba para hacer negocios. Entre la lista de productos, se encontraba la típica alpargata andina, un zapato utilizado comúnmente para trabajos en las granjas. “También los usaban los niños en el colegio como disfraz para sus actos folklóricos”, admite Verónica entre risas.
Lo cierto es que este modelo de alpargata parecía haber quedado en el olvido del colectivo social venezolano, por lo que Verónica y su madre encontraron la oportunidad de hacerlo renacer agregándole colores y texturas. “Queríamos que todas las mujeres venezolanas, de ahora en adelante, hicieran de la alpargata andina, su pieza indispensable para el día a día.”, cuenta Verónica, “Como venezolanas, disfrutamos de nuestra cultura y tradiciones, y desde ese instante supimos que la alpargata andina tenía que ser rescatada.”
Casa de Vera se propuso crear un producto autóctono y artesanal. En su primera sede, en Valencia (Venezuela), reunieron a un grupo de talentosas artesanas para confeccionar lo que sería el signature element de toda la marca: el pompón. De este simple y colorido detalle saldrían una amplísima cantidad de productos y colecciones que poco a poco ocuparían los armarios de mujeres alrededor del mundo.
Lamentablemente, como muchos emprendimientos en Venezuela, Casa de Vera se vio obligada a migrar a España con la esperanza de ampliar sus horizontes. Aunque han logrado mantener el taller de pompones en Venezuela, cosa que hace sus piezas más especiales aún, han logrado mudar la fabricación de las piezas a tierras ibéricas.
“En nuestros inicios, buscábamos resaltar la cultura venezolana a través de la moda.”, nos cuenta Verónica, “Sin embargo, hoy en día buscamos exaltar tanto las tradiciones venezolanas como aquellas de origen latino. Queremos ser parte de la voz que recuerda los inicios de nuestra cultura, queremos compartir con el mundo entero piezas especiales que pueden convertirse en prendas icónicas para el verano. Creemos que en estos momentos, ofrecer un producto de calidad y atemporal es relevante para crecer de forma sostenida, por lo cual nuestras alpargatas y sandalias están pensadas como una prenda cómoda y de alta durabilidad.”
Hoy por hoy, la sede española y la sede venezolana trabajan de la mano para crear los increíbles conceptos que van detrás de cada colección. En Valencia, Vero Mamá -también conocida como Mama Vera- aporta el sentimiento tradicional venezolano de la mano del equipo de artesanas que confeccionan los pompones. En Madrid, Verónica hija aporta su visión internacional y moderna y juntas buscan la forma de integrar lo moderno con lo tradicional. “Es cierto que la comunicación con Venezuela es bastante complicada,”, admite Verónica, “no sólo por el cambio de horario, sino por la falta de electricidad y la inestabilidad del internet. Aún así, el resultado obtenido entre el intercambio de ambas culturas resulta ser bastante mágico.”
Actualmente, la marca cuenta con una comunidad de 9 artesanas en la localidad de Valencia. Autoproclamadas, las heroínas del pompón, estas chicas vencen obstáculos relacionados con la inestabilidad del país, día a día. “Ellas se encargan de elaborar los pompones que luego son añadidos al proceso de producción en España.”, dice Verónica, “Cada vez que sale una caja de Valencia a Madrid ellas celebran alegremente al saber que el producto de sus manos estará disperso en distintos puntos de venta alrededor del mundo.”
A continuación, os dejamos una serie de entrevistas cortas a estas heroínas cuyo espíritu y corazón impregnan a cada una de nuestras alpargatas, cuñas, carteras, riñoneras, sombreros y todo lo que salga de nuestra máquina creativa infinita.